Los primeros que pensaron en una idea de progreso fueron los griegos, los cuales lo concebían como una serie de etapas fijas en las cuales la sociedad iba teniendo avances y mejoras. Posterior a ellos, los judíos también pensaron en el progreso, pero su concepción era más orientada hacia lo divino, y su cúspide era el “edad dorada” o el paraíso. Ambos pensamientos, el griego y el judío, se unieron para formar la tradición judeocristiana, que abarca toda la cultura occidental durante los siglos siguientes. Este pensamiento cambia cuando llega la época en la que se empiezan a descubrir nuevos territorios, se puede ver claramente que todas las sociedades no son homogéneas, es decir, se encuentran es estadios de evolución distintos, esta situación lleva a que las civilizaciones más primitivas observen a las más avanzadas como un futuro al que deben llegar. En el siglo XIX se lograron muchos avances en las sociedades por esta razón es denominada la “era del progreso” para algunos pensadores.
Puede definirse el progreso como la idea de que la sociedad ha avanzado lenta, gradual y continuamente desde la privación cultural, ignorancia e inseguridad hacia niveles cada vez más altos de civilización y que el avance continuará a pesar de algunos retrocesos ocasionales, desde el presente hacia el futuro. Este concepto se puede fragmentar aun más, y tiene ciertas características como: hay una noción de tiempo irreversible, es decir, el tiempo es lineal y el progreso se hace cuando el paso del pasado al futuro es positivo. También la idea de que ningún estadio se repite, es decir, hay un movimiento direccional. Hay una idea de progreso acumulativo, que opera de forma gradual. Hay una distinción entre estadio necesarios, es decir, etapas por las cuales pasa el proceso. El proceso es necesario, inevitable y natural y siempre hay una mejora continua entre estadio y estadio, es decir, nunca se pasa de un estadio a otro sin que haya ocurrido un progreso, aun por muy pequeño que parezca.
Esto nos da la idea de que el progreso es relativo, siempre depende de las variables que se estén tomando a consideración, es decir, el progreso puede ser calificado como positivo o negativo, dependiendo de la persona que lo haga y cuáles son sus criterios con los cuales realiza la evaluación. Debemos hacer una aclaración sobre lo anterior, lo que nos dice es que cada persona evalúa el progreso de su sociedad basándose en criterios escogidos por el mismo, pero también debe tomar en cuenta criterios universales con los cuales evaluar, tal como el alcance de conocimiento, esto para evitar un relativismo absoluto sobre el concepto de progreso.
Por otro lado, debemos hablar del mecanismo del progreso, el cual se divide en tres estadios: el primero trato el progreso sobre lo sobrenatural, el segundo sobre lo natural, mientras que el tercer estadio concibe al hombre como productor y consumidor de su propio progreso. En esta última se da más importancia a las acciones del hombre, y da a entender que el progreso se da solo si hay acciones del hombre que conduzcan hacia él, mientras que en los dos primeros, solo se crea la necesidad del progreso, y sin importar lo que pase el progreso ocurrida de todas formas.
Esta idea de progreso hay sido cuestionada al finalizar el siglo XX debido a todos los sucesos catastróficos que ocurrieron, como las dos guerras mundiales, el holocausto nazi, etc. Dan a entender a algunos pensadores de que en esta sociedad contemporánea, esta idea de progreso no es correcta y deben replantearla, por una idea que se acople más al estilo de vida que llevan actualmente los individuos de esta época, este nuevo concepto lo que traerá será más progreso a la sociedad, debido a que ampliara el conocimiento de la sociedad.
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